El tiempo lo cambia todo,
somos irreconocibles,
nada está del mismo modo,
aunque mucho mas sensibles.
El otro día, tropecé
con una íntima amiga,
que, al principio, la encontré
distinta, desconocida.
Casi no la conocía
cuando se acercó hasta mí,
le pregunté qué quería,
pensando en un no, o un sí.
Muy desconocida estaba,
era tan dulce y tan bella
que, en principio, no encontraba
ningún parecido en ella.
Yo estoy bastante ajada,
distinta a mi juventud,
aunque algo emparentada
con mi precaria salud.
Es mas débil mi memoria
y quizá poco efusiva,
y por tanto, mi euforia´
también fuese mas esquiva.
Al final nos abrazamos,
con un cariño infinito
y, muy juntas, recordamos
nuestro ciclo tan bonito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario