Si me miro en el espejo,
no me reconozco apenas,
es simplemente un reflejo
que corriera por mis venas.
Aunque así, conservo estilo
dentro de mi senectud,
que se retratará al hilo
de mi antigua juventud.
Vivo en el mismo ambiente
que siempre me acompañó,
igual que mi subconsciente,
que, en el fondo, me animó.
No visto como vestían
"in hilo tempo" las viejas,
cuido la modernidad,
que llega a mis propias cejas.
En ángulo positivo,
me muevo con un bastón,
con un puño atractivo,
de plata, muy coquetón.
Todo está milimetrado
con base a mi condición,
como siempre he estado,
buscando la distinción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario