Si intuí tu necedad
excesivamente tarde,
lástima que la verdad
en ti no formaba parte.
Necio y terco, por igual,
con ánimos de grandeza,
que por regla general
lo genera la pobreza.
Pobre o rico, qué mas da,
lo importante es la conciencia,
que muy escondida está,
lo mismo que la decencia.
Creí que eras un señor,
por tu aspecto lisonjero,
que solo habla de amor,
cuando no tenias ni cero.
Número uno en mentiras,
aunque muy bien expresadas,
si por encima las miras
no las das por degradadas.
Ahora que te he descubierto,
no mereces mi amistad,
hace falta ser experto
para ver tu mezquindad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario