Soñé que estaba despierta
en un precioso jardín,
con una pérgola abierta,
por su dueño, un querubín.
Me emborrachaba de olores,
de esencias majestuosas,
de las más hermosas flores,
que se movían vaporosas.
Como una niña, saltaba,
corriendo de flor en flor
y, entre ellas, lograba
refrescarme del calor.
En vez de cama, dormía
en hamaca suntuosa,
que mas bien me parecía
un balancín que ora cosa.
Y, de pronto, me asusté,
sin saber en donde estaba,
mas, luego, lo constaté
y alegre me despertaba.
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