El vuelo de la alondra sobre el mar,
me recuerda tu gracia, tu talante,
tu carita y tu risa constante
y tu estancia amble, en mi hogar.
Tu elegancia y tu gracia al andar,
sobre todo, es impresionante,
como el junco en el aire, cimbreante
tu mejor calidad es: saber amar.
Tu boca, semejante a un rubí,
embellece las perlas de tus dientes;
eres la mas hermosa que conocí.
Son admirables tus alicientes,
sin ofender a otras que también vi,
aunque, en realidad, no son frecuentes.
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