Perdiste el saber rimar
y, a contracorriente, rimas,
lo que te deja pensar
lo escribes y no lo esquivas.
Mis deseos no son cumplidos,
tendré que recapacitar
no me salen bien medidos
y los tendré que olvidar
La caducidad se nota
en enseres y en personas.
la edad es la que connota
lo mismo que te pregona.
Cada etapa marca un tiempo
y muchas, conglomeradas,
se convertirán en ciento
y esas si serán guardadas.
Dependerá de los años,
cuanto se han multiplicado
y serán tantos escaños,
que difieran del pasado.
Tantos, que no eres la misma
y te cuesta comprenderlo,
es un serio paradigma
que te invita a no hacerlo.
Porque el querer, ahí está
y el poder inadmisible,
perdiste la habilidad
y lo crees imposible.
Pero, no estoy consentida
a dejar lo que me gusta,
sitúate a la medida
y si me sitúo, me asusta.
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