viernes, 6 de noviembre de 2015

Una alondra.

El vuelo de una alondra, pasajera,
luchando con la lluvia y con el viento,
me sedujo, en su dulce movimiento
y en su saber volar, en toda esfera.

Unida con el mar, como debiera,
ya que es su hogar, su vida, su sustento,
en cualquier ocasión, en su momento.
El miedo por el tiempo, es su quimera.

En su forma de estar, ha de seguir.
con sus vuelos, con sus motivaciones.
Es un digno sistema de subsistir.

No puedo adivinar las condiciones.
Lo qué si sé, es que puede vivir,
en cualquiera de las cuatro estaciones.


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