Sería una mentecata
si con orgullo no expreso
una enorme perorata,
que es mi vida, mi embeleso.
Se lo merece la rosa,
por ser la más deseada,
la más fragante y hermosa
que haya sido germinada.
Pero, también el clavel
es digno de mencionar,
yo he vivido junto a él
y lo he sabido ensalzar.
Valoro todas las flores
porque me han hecho vibrar,
por su olor y sus colores,
que he sabido valorar.
El ibisco me apasiona,
por ser de un día la flor,
lo mismo que me emociona
sea cual sea su color.
Y un etcétera plural,
con la escondida violeta,
pudorosa y ejemplar,
que se ensalza por discreta.
Las flores son mi pasión,
las cultivo con esmero,
quizás con la devoción
de éxtasis verdadero.
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