Hoy hablaré de costumbres
típicas en mi quehacer,
mejor dicho, certidumbres
que no quieren perecer.
Todos los días son iguales,
sin apenas diferencia,
en temas particulares,
en esencia y en presencia.
Otra vez a lo usual,
que es obvio a mi entender,
pues no se pasa tan mal,
según mi modo de ver.
No me quejo, es natural,
a mi edad no hay otra cosa,
no debo de alborotar,
con ello, vivo dichosa.
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