Todos los juegos conllevan
la esperanza de ganar,
pero no siempre nos llevan
donde queremos llegar.
El cuento de "La Lechera"
es una prueba palpable
de como la mente era:
atrevida y memorable.
La leche la vendería
y con lo que habría cobrado,
haría, haría y haría...
nada, se había derramado.
Con el juego pasa igual,
se gana en ilusión
del número tal y cual
y después, la decepción.
¿Es esa la realidad?
Yo creo que siempre se pierde
en dinero y ansiedad,
porque es un vicio que muerde.
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