Todavía, sigo soñando
con mi admirado pueblo,
que me estaba esperando,
tiempo ah, y ahora vuelvo.
Un destello de emociones
sacuden mi interior
y llena de ilusiones,
vislumbro su alrededor.
Sus montañas, sonrosadas
por los almendros en flor
y sus casas empinadas
expandiendo su olor.
Su plaza, donde jugaba
con mis amigas queridas,
su recuerdo me ahogaba.
¡Tantas hazañas vividas!
La escalera hacia la iglesia,
como antes, empinada,
con idéntica estrategia,
dentro, bien engalanada.
Sus gentes, me rodeaban,
con sus flores, con sus rosas
y, airosas, me saludaban,
entrañables y jocosas
Un adiós encariñado,
se repitió con tristeza;
y mi "hasta pronto", llorado
un presagio de entereza.
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