Pasan muy lentas las horas
y mi sangre fluye ardiente,
como cuando te enamoras,
que te embruja la corriente.
El reloj, corre a su ritmo,
como si nada ocurriese,
deprisa sería lo mismo,
quizá mas nos ofendiese.
Nuestro corazón, depende
de un tictac acompasado,
si ese tictac se suspende,
sería peor que el pecado.
No podemos correr mucho,
porque espera la ansiedad
y eso sería un mal cartucho,
para la efectividad.
Paciencia, mucha paciencia,
que es lo que nos hace falta,
y encerrar la diligencia
hasta que nos den el alta.
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