sábado, 4 de abril de 2020

Rebelde.

Todavía tengo un dominio,
frágil, pero suficiente,
de perspectiva, de alivio,
para mi sufrida mente,
que, en principio, me aguanta,
en sentido figurado,
y hasta, a veces, me levanta
el humor, casi acabado,
que me preocupo en guardar,
porque sin él, no soy nadie,
muy poco para avanzar,
para que mi luz irradie.
La opacidad es un  lastre
para el propio subconsciente,
porque abatiría, en parte,
nuestro buen conocimiento.
Hago y deshago a mi gusto,
todavía no tengo freno,
si no pudo, me disgusto,
(esto no es nada bueno).
Soy rebelde como un niño
y eso me mueve a pensar,
por eso, luego, me ciño
a obedecer y callar.
Mi fragilidad es ejemplo,
que da paso a la verdad,
parecida a un templo
de profunda identidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario