miércoles, 25 de febrero de 2015

Complejidad.

Siento, que no siento, nada,
todo es etéreo, confuso.
Estoy en blanco, anegada
y hasta de obtusa, me acuso.
Mi nivel sensacional,
bajo cero lo contemplo,
sencillamente, anormal,
como amorfo, por ejemplo.
Veo, contemplo el paisaje,
oigo al viento susurrar,
mis miembros en engranaje,
me empujan a meditar.
Hablo de cosas banales,
sin fondo, sin estructura,
de cuestiones marginales,
esperando la cordura.
A toda prisa, consigo,
comentar lo incomentable
y, en las tinieblas, persigo
hacer mi relato amable.
¿Con qué premisas, pregunto?
Lo ignoro, no es el momento,
me introduzco en un asunto
que no es grato y lo lamento.
Mas, las brumas de la mente,
suelen, también, aclararse,
no duran constantemente
y acaban por despejarse.
Nuestra psiquis es compleja,
de empujes irregulares,
hasta que, al final, nos deja:
completamente normales.
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La he compuesto hoy.

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