Un día invernal, desapacible.
El cielo se ensombrece, lentamente
y la lluvia, menuda, fugazmente,
me humedece despacio, imperceptible.
El viento, merodea invencible
y se suma a ese espacio inclemente,
que dispersa las hojas del ambiente
y las mueve en el suelo, insensible.
Cada día es distinto, diferente
y nos muestra su sabiduría
y su saber hacer, en este frente.
Nos aleja de la monotonía
y nos ofrece un nuevo presente,
lleno de la más dulce melodía.
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