martes, 24 de febrero de 2015

Erial.

Ayer tuve una experiencia,
de lo mas acogedora.
Me despertó la conciencia
aquella tranquila aurora,
en un angosto paraje,
abrupto, estéril, rocoso.
Sin embargo, mis oídos
rebosaban de armonía.
Los pajaritos, henchidos
de libertad y alegría,
con sus trinos, me arrullaban
y el agua de las cascadas
una orquesta simulaban,
dignas de ser escuchadas.
Hasta en un crudo erial,
hay encanto, hay belleza,
un ambiente excepcional,
en plena naturaleza.
Hay que saber inhibirse,
una sola, en la armonía,
no necesita cubrirse
mas que de esa sintonía.
La felicidad, la hallas,
donde quieras encontrarla,
no importa a donde vayas
es  cuestión de imaginarla.
Es, ser sensible a la vida,
en el paraje que ves
y sentirse agradecida,
en el ambiente que estés.
Siendo anciana, soy dichosa,
acepto mi situación
y no anhelo otra cosa,
mas que tener ilusión
y ello, no es privilegio
de una u otra edad.
No se estudia en el colegio,
simplemente, es voluntad.
Me congratulo aceptando
estar en donde estoy hoy
y así, seguir avanzando,
sabiendo a donde voy.
             ****
Hoy la he compuesto.


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