Me siento tan feliz como era antaño.
Puedo reir de nuevo, disfrutar.
Ya las rosas no me producen daño.
Todo me huele a espliego y azahar.
En mi cuerpo, se clavaron espinas,
que no pude sacar en muchos años.
¡Fueron muy abundantes y muy finas,
cinceladas por terribles engaños!
Engaños que enturbiaron mi vida,
lacerando, igualmente, mi pecho.
Etapa que hoy queda tan escondida,
que dudo si, realmente, fue un hecho,
o simple fantasía esgrimida
por un ser desgraciado y maltrecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario