jueves, 6 de agosto de 2015

El sosiego.

De la vida, escojo la bonanza,
la luz del sol y la luna, radiante
todo lo concerniente y relevante,
al amor, a la dicha, a la esperanza.

El mar, se merece una alabanza.
El, me enseñó, con su vaivén constante,
a rimar, con su brillo impactante,
a equilibrar, con seso, la balanza.

El amanecer de un nuevo día,
se transforma en placer, sin  ruego.
en ganas de vivir, con alegría.

En exteriorizar mi propio ego,
en procurar andar por buena vía,
para alcanzar la dicha y el sosiego,

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