martes, 4 de agosto de 2015

Negra noche.

Aquella noche, oscura y tenebrosa,
una de las mas tristes del pasado,
cuando el viento soplaba huracanado
y el estridor de la lluvia, copiosa,
golpeaba, con fuerza estruendosa,
los cristales de mi cuarto, cerrado,
mi corazón vibraba, consternado,
con miedo, con una angustia espantosa.
Solo, me iluminaba el resplandor
del relámpago y su estela,
con su luz tenue, a mi alrededor,
supliendo a una endeble vela,
que alumbrara el cerrado interior.
¡Me dejó, para siempre, una secuela!

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