lunes, 3 de agosto de 2015

Lazos rotos.

¿Por que, me pregunto ahora,
si el amor puede inhibirse?
Al principio, uno adora
y, después llega a extinguirse.
A ir perdiendo la ilusión,
a mostrarse indiferente,
late lento el corazón,
a pautas, intermitente.
Entra en la monotonía,
del beso, por la mañana,
del beso, al mediodía
sin pasión, casi sin gana.
Se producen divergencias,
nunca vamos al compás,
surgen las impertinencias,
yo me voy y tu te vas.
Simplemente, se dialoga,
del cansancio, del trabajo,
como si fuera una droga,
casi siempre, a destajo.
La carantoña, no existe,
se convierte en mutismo,
en distracción o despiste,
que alcanza al costumbrismo.
Que es lo mismo que apatía,
desgana, desilusión,
casi, casi, rebeldía,
transigencia o desazón.
Hasta que llega a romper,
el lazo que nos unió.
Sin preverlo, sin querer,
el idilio se acabó.

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