domingo, 2 de agosto de 2015

La dicha.

El alma queda vencida,
por la ofensa y la traición,
esperando,
que le sonría la vida
y alegre su corazón,
reflejando,
nuevas y sanas vertientes,
que endulcen su porvenir,
prontamente
y no haya inconvenientes,
para avanzar y salir,
con la mente,
puesta en el día de mañana,
con fe y con confianza,
para andar,
de la manera mas sana,
por un mundo de esperanza
y encontrar,
la dicha tan merecida,
que todos necesitamos,
grandemente,
que permanece escondida
y, a veces, no la encontramos,
¡tristemente!

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