Estando dormida, sueño
y, soñando, me despierto
En descifrarlo me empeño,
ya que, siempre, está encubierto,
por las brumas de la noche,
que se esfuman en el día,
aunque, siempre, es un derroche
de pena o de alegría,
o, tal vez, de admiración,
nada es claro, en demasía,
enredado en comprensión,
para mayor pena mía.
Es desorden, transcripción,
lo blanco, se vuelve negro,
no existe motivación,
ni, en sus secuencias, me integro.
No se ajusta a la verdad,
todo está enmarañado,
ficticio, o realidad,
incompresible, ignorado.
Distingo, en ocasiones,
figuras y personajes,
con algunas confusiones,
en cuanto a enclave o paisajes.
Es un misterio insondable,
para mi escasa sapiencia
y, por tanto, responsable
de mi esfuerzo y mi paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario