Se producen lagunas en mi mente,
entorpeciendo mi afectividad,
sobre la base de mi felicidad.
El motivo, quizás, inexistente.
Puede ser falta de sinceridad
y, si es sincero, la debilidad,
en cualquier ocasión, está presente.
Se acusa, un desacuerdo palpable,
entre la fantasía y la realidad,
que, por simple, se hace inconfesable.
Aún, existiendo en su profundidad,
despertando un sabor desagradable
y arrancándome hacia otra realidad.
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