lunes, 10 de agosto de 2015

Tormenta.

El estridente viento de aquel día
y la constante lluvia, torrencial,
me marcaron de una forma crucial,
cuando el mar, marejado, se movía.

El trueno, también, me estremecía,
lo mismo que el vaivén, en espiral,
de las olas, aumentaron mi mal,
mientras, el oleaje me envolvía.

El ambiente, gris y tenebroso,
por esta tempestad, agudizado,
me impedía  salir de aquel foso.

Al final, todo se había acabado.
Mi empuje, aunque dificultoso,
me sacó a flote. ¡Lo había logrado!

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