Tengo penas, muy hondas, que me ahogan,
que me oprimen el pecho, fuertemente,
a mis ojos, las lágrimas asoman,
bañando mis mejillas, lentamente.
Y, así, paso las horas desolada,
sin hallar quien consuele mi pesar
y me siento tan sola y tan cansada,
cual si anduviese de uno a otro lugar.
No encuentro solución a mi problema,
a pesar de que pienso, sin cesar,
en todas las vertientes de este tema,
para a un feliz final poder llegar.
Hay que dar tiempo al tiempo, para ello,
imposible es querer precipitar
los acontecimientos; poner sello
a cuanto nos produce malestar.
No debo de perder la confianza,
quiero creer, que llegará el día
en que se trocará esta esperanza,
en bella realidad, como quería.
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