Te marchaste de mi lado,
cuando te necesitaba,
huiste, cuando en mi estado,
te pedía, te rogaba,
que me prestaras ayuda,
que supieras comprenderme,
que despejaras mi duda,
ya que tú podrías serme,
útil en mi desespero.
Yo, te creía diferente,
más humano, más entero,
que sabrías hacer frente,
a esta triste adversidad.
Te prima la cobardía
y, exento de caridad,
en esa tragedia mía,
no has querido involucrarte.
Mientras tuvimos bonanza,
supiste beneficiarte.
Amas el lujo, la holganza.
A mi, jamás, me has amado,
he descubierto tu engaño;
aléjate de mi lado,
pues, me has hecho mucho daño.
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