Hacía tiempo, que no estaba
en el estado que estoy.
Mi moral, no se encontraba,
tan baja, como está hoy.
Tanto es así, que parece
que, como antaño, yo sea
una víctima, que ofrece
su cuerpo, como una tea.
No tengo apego a la vida
y carezco de entusiasmo,
quizá, sigo a ella asida,
por un extraño sarcasmo.
Tampoco amor, ni amistades,
verdaderas, que me aten.
Son crueles realidades,
las que, en mi ser, se debaten.
Vivo, muriendo por dentro,
sin una luz que me alumbre.
Tan pesimista me encuentro,
que ya no creo que me encumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario