Tu presencia, nos lleva ala memoria,
los bellos años de nuestra juventud,
cuando, con tus canciones y tu eufória,
restaste, a nuestras vidas, inquietud.
Recordamos, todas tus melodías,
por su acento peculiar y dulzón,
por la fuerza que, a tu voz, imprimías,
que nos henchía de gozo el corazón
Hoy, Mario, debemos celebrar
el tenerte, de nuevo, a nuestro lado,
para, de cerca, volverte a escuchar.
Muchas gracias, por lo que nos has dado.
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