Si me siento tan sola y tan triste,
sé, muy bien, a qué causa obedece,
pues, la noto, desde que te fuiste
y, ese estado, tu ausencia merece.
Eras tu, la base de mi vida,
que aguantaba tu sola presencia
y, una vez esta base caída,
se derrumba toda mi existencia.
Me he quedado sorda a los sonidos,
que provienen del mundo exterior,
sólo escucho mis largos gemidos,
que se escudan en mi gran dolor.
Sólo tú, padre mío, me querías,
como nadie quererme ha sabido.
Transcurrieron, felices, los días,
que pasé junto a ti. ¿Por qué te has ido?
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