lunes, 30 de diciembre de 2013

Naturaleza.

Te comparo con la naturaleza:
hueles a espliego y a tierra mojada.
De tu interior, irradia la belleza
de la flor, por rocío salpicada.
Tienes la placidez del mar sereno,
cuando besa la playa, suavemente,
con su murmullo acariciante, ameno,
que adormece los miembros, lentamente.
Es hermoso, también, alborotado,
haciéndose notar, desafiante,
con su murmullo fuerte, entrecortado,
siempre majestuoso, desbordante,
como tú, que eres apasionado
y, esa pasión, te ennoblece el semblante.

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