¡Sombras de juventud, desvanecidas,
ocultas, por el tiempo, en nuestra mente,
que fueron, por entonces, tan queridas
y, ahora, revivimos, lentamente!
Con nostalgia, con exquisito amor,
acariciando el menor detalle,
e intentando conservar el sabor,
para que, en el recuerdo, nada falle.
Si, con la misma fuerza, no podemos
nuestros viejos pasajes proyectar,
por lo menos, satisfacción tendremos,
en nuestra alma, pudiendo recordar.
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