Aunque el alma es etérea, intangible,
presente, en nuestra mente, la sentimos
de una forma constante, imperceptible.
pero, tan importante, que vivimos,
por la fuerza que imprime a nuestros actos,
a través del, llamado, sentimiento.
La imagen y la forma, en sus contactos,
engendran un continuo movimiento,
que se materializa, en actuaciones,
plagadas de vivencias, diferentes:
amor, dolor, continuas emociones,
siempre, en nuestro interior, están presentes,
reflejadas por tantas ilusiones,
como pueden albergar nuestras mentes.
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