Eres, la más humilde de las flores,
escondes, con recato, tu belleza,
a pesar, de embriagar, con tus olores
y dar color a la naturaleza.
Tu perfume, se expande y se recibe,
cual hálito divino, con placer,
digno favor a aquel que lo percibe
y quisiera, en su olfato, retener.
El color de tus pétalos, violetas,
entre tus hojas verdes, aparecen,
a los que, humildemente, tú respetas,
porque, constante sombra, ellos, te ofrecen
.Esa humildad que tienes, la bendigo.
Sin hablar, nos has dado lecciones,
que debemos seguir, todos, contigo.
La soberbia, daña los corazones.
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