Hoy, moja el mar, mis pies, embravecido
y, quizás, me contagie su bravura,
pues, la inquietud me angustia, me tortura,
como, jamás, me hubiese parecido.
Sus, altas olas, me han estremecido
y han llenado mi alma de amargura,
con el paso del tiempo, aún, perdura
y hacen vibrar mi cuerpo, envejecido.
Recuerdo, con nostalgia, aquellos días,
de mi niñez, tan lejanos, ahora,
con mis locas y alegres correrías.
Por la playa, al despertar la aurora,
todo eran saltos, risas, alegrías.
Un tiempo, tan feliz, que mi alma añora.
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