Comprendería, si alguien me lo explicara,
el misterio que entraña el firmamento,
si no enseguida, aunque tardara,
poco a poco, lo iría descubriendo.
Comprendería, que el mar se evaporara,
sin intentar, acaso, analizar,
el fenómeno que ello motivara,
sin atreverme, ni siquiera, a dudar.
Comprendería que el mundo se extinguiese,
en un segundo, sin causa ni razón,
que a la nada todo se redujese
y que, sólo, quedásemos tú y yo.
Y, sin embargo, no comprendería,
que nuestro amor tuviera que acabar,
que esa llama, que está siempre encendida,
se tuviera, algún día, que apagar.
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