En un tiempo lejano, ya pasado,
supe vivir, teniendo el alma muerta.
Quiero creer, que no estaba despierta,
me inclino por pensar que lo he soñado.
Mi destino, fue adverso, despiadado,
del cielo, se me cerró la puerta
y mi andanza, fue difícil, incierta,
acaso, más de lo que había pensado.
¿Cómo pude vivir en ese infierno,
que me iba consumiendo, día, a día?
¿Cómo pasé un invierno y otro invierno?
¡Así, enterré toda una vida mía!
Como todo es efímero, no eterno,
logré salir del foso en que vivía.
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