lunes, 24 de marzo de 2014

La luz del alma...

La luz del alma, se apaga,
se extingue, muy lentamente,
ya no alumbra, es tan vaga,
que nubla mi subconsciente.
Sin esa luz, me consumo,
pues, a ciegas, voy andando,
ya no soy fuego, soy humo,
mi vida se va agotando.
¿Cómo volverla a encender,
para seguir mi camino?
Dios mío, ¿que debo hacer,
para cambiar mi destino?
Así no puedo seguir,
sumida en el desencanto,
a obscuras no se vivir,
sólo me consuela el llanto.
¿Quien pudiera iluminar,
de nuevo, mi triste vida,
para alegrarme, gozar
y no sentirme perdida?
Quizá un caballero andante,
un príncipe, un truhán
un galán, o un farsante,
pero, ignoro dónde están.
Algún día, aparecerá,
alguno de ellos, cualquiera
y su amor conseguirá,
alumbrar, como debiera.

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