Cuando tu me acaricias, suavemente,
mis sentidos se enervan, se estremecen.
Tus manos, delicadas, me parecen,
un susurro del mar, en el ambiente.
Soy feliz con tu amor y soy consciente,
de que tus atenciones se merecen
correspondencia y, por eso, crecen
mis ansias de querer, constantemente.
A tus manos, le haría un monumento,
por su exquisita sensibilidad,
las besaría, en todo momento.
Porque me infunden paz, tranquilidad.
Todas las emociones que yo siento,
a ellas se las debo, en realidad.
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