La vida, nos condiciona
a seguir unas premisas,
que enmarquen a la persona,
en situaciones precisas.
A veces, es nuestro ego
el que a ella se rebela,
luchando intrépido, ciego
y a su inteligencia apela,
para aclarar el camino,
que ea conveniente seguir,
con prudencia y buen tino,
para airoso salir.
Sin embargo, otras veces,
seguimos su trayectoria
y conseguimos, con creces,
sin pesar, llenos de euforia,
acomodar nuestra vida,
a esa impuesta cortesía,
por todos, bien conocida,
para seguir una vía
mas selecta, más sociable,
para mejor convivencia
y una vida más amable,
que anime a nuestra conciencia
a ayudar a los demás,
con placer y altruismo
e intentando que, jamás,
nos prime el ogoismo.
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