Por las rocas, guarnecido,
y, frente al mar, enclavado,
un castillo abandonado,
entre pinos, escondido,
se alza, majestuoso
y su imagen, su belleza,
nos recuerda la grandeza
del noble, del poderoso.
Aunque está deshabitado,
nos lleva el pensamiento,
con cierto remordimiento,
muy lejos, hacia el pasado.
Creemos ver los cañones,
al enemigo apuntando
y, con sus armas, tirando,
fieros, como los leones.
En las torres, protegidos,
entre temor y tensiones,
refuerzan sus posiciones,
esperando a los vencidos.
Vuela la imaginación
hacia el asalto, la guerra,
para conquistar la tierra
de una u otra nación.
Hoy, no es pasado, es presente,
se lucha de otra manera,
mas fiera o menos fiera,
pero, siempre, diferente.
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