Los nietos, son la ternura
para nosotros, los viejos,
encomiamos su dulzura
y nos remontan muy lejos,
hacia nuestra juventud,
cuando a los hijos criamos,
lejos de esta senectud
que, en el fondo, reprochamos.
Envejecer, me parece,
una crueldad de la vida,
que, con los años, se crece,
de forma despavorida.
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