Cuando la luna, encendida,
quiere bañarse en el mar,
con su cara enrojecida,
hace a las olas temblar.
Sus reflejos, irisados,
son de tal naturaleza´
que nos dejan encantados,
ante tamaña belleza.
La conjunción mar y luna,
espejo de admiración,
es, quizás, sin duda alguna,
digna de contemplacion.
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