jueves, 17 de octubre de 2013

Privilegio

Hoy, la vida quisiera enfocar,
bajo un prisma leal y conciso
y a su parte más honda llegar,
procurando la verdad arrancar,
de ese todo, un tanto impreciso.
Y, es por eso, que voy a ceder,
el primer privilegio al amor,
porque, entiendo, que él ha de ser,
esencial en el modo de hacer,
por su dote de gran mediador.
Desgraciado te puedes llamar
si careces de ese sentimiento,
que te eleva, te invita  a soñar
y te hace consciente, a la par,
de cualquier situación y momento.
Y, por él, aprendemos a dar,
sin reserva, con todo placer,
sin pensar que nos han de entregar,
otro tanto, para compensar
todo aquello que dimos ayer.
Es la cuna de la libertad,
donde duerme, incesante, el rencor
y despierta la capacidad,
desbordada, de la lealtad,
eximiendo de cualquier temor.

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