El azul de tus pupilas,
en mi alma se refleja,
mis sentidos encandilas
y una paz plácida deja
en el fondo de mi alma.
Son como divinos focos
titilantes en la calma,
que reflejan, como pocos,
el amor y la esperanza.
Agradezco tu mirada,
que merece una alabanza,
siempre dulce, nunca airada,
tan sincera y penetrante,
que da valor a mi vida
y a su brillo, reflectante,
siempre estaré agradecida.
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