viernes, 27 de junio de 2014

Alabanza.

Cuando el viento me daña los oídos,
se estremece mi cuerpo, fuertemente,
y el sudor, frío, fluye por mi frente,
al rozar con, su furia, mis tejidos.

Sin quererlo, se enervan mis sentidos
y me siento intranquila, enormemente,,
tanto, que se congela hasta mi mente,
por alterar mis nervios los silbidos.

Por la mezcla de miedo e impotencia,
me refugio en el rezo, en la esperanza.
me digo, interiormente, ten paciencia.  

que se acerca el final y la bonanza,
vencerá, por completo, tu dolencia
y ofrecerás a Dios, una alabanza.

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