sábado, 21 de junio de 2014

Ofrecimiento de amor.

Aquel día, me sonreíste
y, mientras que me mirabas,
sin palabras, me dijiste,
lo mucho que me admirabas.
Comprendí que me querías,
con vehemencia, con pasión,
pero, que te mantenías
en lucha con la razón.
Duró poco la batalla,
pues, de pronto, el corazón
le dijo a la mente: calla,
con entera convicción.
Muy atropelladamente,
me empezaste a relatar,
lo que, tan secretamente,
guardabas, sin confesar.
Mil veces, me repetiste:
¡Te quiero, te adoro tanto....!
Y muchas cosas dijiste,
entre sonrisas y llanto.
Tu posición, comprendí,
tu alegría y tu dolor
y, con agrado, acogí,
tu ofrecimiento de amor.

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