Con los años, crece la experiencia:
las vivencias se han ido acumulando
y, a nuestra larga vida, han ido dando
madurez y templanza a la conciencia.
Sin ser ningún tratado ni una ciencia,
se sabe de la vida el cómo y cuando,
vamos, a paso lento, caminando,
hacia el final, cumpliendo una sentencia,
que marca, en este mundo, nuestro sino,
sin revelarnos, sin poner barreras,
caminando seguros y con tino,
luchando, noblemente, como fieras,
sin defraudar al Poder Divino,
en todo tiempo y donde estuvieras.
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