miércoles, 4 de junio de 2014

Tu diario.

Lo que, siempre, has escondido,
para que yo no supiera,
lo sé y me ha dolido,
más que nada, la manera
de obrar, sabiendo que yo,
te quiero con toda el alma
y tu estrategia enervó
mi tranquilidad, mi calma.
¿Cómo has podido guardar,
tanto tiempo, tu traición
y yo, ilusa, soportar
tu enredo y tanta ficción?
Sin quererlo, me encontré
con tu diario, al azar
y, aunque, primero, dudé
en abrirlo,para entrar
dentro de tus pensamientos,
al final, opté, curiosa,
por leer, entre lamentos
tus cuitas y, muy nerviosa,
repasé, hoja tras hoja,
tus relatos, impaciente,
ahogándome de congoja,
al descubrir, de repente,
tus mentiras, tus engaños,
frecuentes, en abundancia,
día a día, durante años,
sin pesarte la constancia.
No sé el tiempo que pasé,
llorando, con amargura,
pero, al fin, me consolé,
de esta experiencia tan dura.
Jamás, te lo he reprochado,
pero, mi corazón, triste,
lata despacio, agotado,
por la traición que me hiciste.
Aún, así, sigo esperando
que vuelvas a serme fiel,
aunque ignoro, hasta cuando
segregue bilis mi hiel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario