¿Por qué tan pura te hundiste,
sabiendo que yo te amaba
y sin un adiós te fuiste,
cuando menos lo esperaba?
Aquel día, te había arrullado
y, entre mis brazos, temblabas,
jamás hubiera pensado
que la huida maquinabas.
¿Quien te arrancó de mi lado?,
me pegunto, día tras día,
si todo te lo había dado,
si tú decías que eras mía.
Cuanto me pedías, te daba,
lleno de amor, de pasión,
tus caprichos respetaba,
eras toda mi ilusión.
Has destrozado mi vida,
con saña, sin compasión.
Sufro porque estás perdida,
sabiendo que tu traición,
sin duda, no merecía.
Algún día, recordaras
cómo y cuanto te quería,
sin consuelo, llorarás.
Tú, esperabas anidar,
fuertemente, otros lazos,
mas, no te han sabido dar
mis besos, ni mis abrazos.
"Quien mal anda, mal acaba",
refrán que, en esta ocasión,
muy acertado estaba,
para darle conclusión,
a estas concretas vivencias,
tristes, pero verdaderas
y alertar a las conciencias,
de no ser, como tú eras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario