viernes, 13 de junio de 2014

Ambición.

Aunque mucho consigamos,
siempre, poco nos parece,
porque nuestra ambición crece
y en ello no reparamos.
Creemos que merecemos
todo cuanto se nos da
y nuestra conciencia está,
sobre todo, en que queremos
aumentar la bolsa más,
aunque la tengamos llena.
Francamente, es una pena,
no concienciarnos jamás,
de que daña la ambición,
nos rebaja, perjudica
y, a la postre, mortifica
esta innoble condición.
Hay seres, tan marginados,
que mucho lo necesitan
y a la compasión invitan,
porque están tan desolados,
que merecen que frenemos,
un poco, nuestro egoísmo
y dar paso al altruismo,
para que los elevemos
de posición, de alegría
y salgan de su calvario,
de ese entorno tan precario,
en que viven, día a día.
Hay que ser más comprensivo,
con el sufrir de la gente,
que llora, padece y siente,
que se hunde, sin motivo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario